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Sin embargo, la agencia advirtió a la gente no vacunada que corre más riesgo —y debería seguir usando cubrebocas— cuando va a ver una película a un lugar cerrado, come dentro de un restaurante o bar, participa en clases de ejercicio de alta intensidad en interiores o canta en un coro en un espacio cerrado. Rochelle Walensky, la directora de los CDC, señaló que en interiores el riesgo de transmisión del virus aumenta casi 20 veces.
E incluso para la gente vacunada comentó que, “hasta que no haya más personas vacunadas y sigamos con más de 50.000 casos al día, usar mascarillas en interiores brindará una protección adicional”.
Hay buenas razones para mantener las precauciones. Más de la mitad de la población, incluidos los niños, todavía no está inmunizada. No se sabe si la gente inmunizada puede contraer el virus y no tener síntomas, para luego propagarlo sin querer a otras personas vulnerables. No todos los que quieren vacunarse pueden hacerlo por razones logísticas o de salud, y las vacunas tal vez no protejan por completo a las personas con inmunodeficiencias.
Además, aunque las vacunas autorizadas produjeran una respuesta inmunitaria más fuerte que la infección natural, todavía no sabemos cuánto durará su protección. El Excelsior Pass que obtuve en el estado de Nueva York da fe de mi estatus de vacunación, pero expira a mediados de agosto, seis meses después de mi segunda dosis, cuando tal vez necesitaré un refuerzo para mantener mi inmunidad.
Hablando de eso, nadie debería dejar de ponerse esa segunda dosis de las vacunas de Pfizer o Moderna. Aunque es probable que demorar unas pocas semanas para recibir la segunda no sea demasiado importante, la respuesta inmune después de una dosis es relativamente débil y podría volver vulnerable a la gente, en especial frente a las variantes más virulentas que están circulando ahora.
Dos dosis brindan un 90 por ciento de efectividad para prevenir una infección y se espera que esa protección dure mucho más tiempo. Te deben dar una cita para la segunda dosis cuando te inscribes a la primera dosis o cuando la recibes.
Algunas personas dudan si deben ponerse la segunda dosis porque escucharon que los efectos secundarios pueden ser desagradables. No obstante, sin importar cuán desagradables sean, los efectos secundarios de la vacuna son breves y no están ni cerca de ser tan graves ni persistentes como la enfermedad de la que te protege. Después de la recuperación incluso de un caso leve de COVID-19, puede quedar una huella inquietante, como desorientación y fatiga crónica.
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